Si
bien ser responsable es un valor ético, también puede ser rentable y contribuye
a la eficiencia en los procesos industriales.
El manejo responsable
de los desechos no solo puede considerarse como una práctica admirable de la
Responsabilidad Social Empresarial (RSE) o una excelente costumbre
institucional, estatal o ciudadana, también es rentable y puede dejar muy
buenos retornos para quienes lo cultivan con una cultura constante y sostenible
en el tiempo.
Hablamos del manejo
adecuado de residuos de papel, plástico, vidrio y desechos industriales en
general. Recientemente también se habla del buen manejo de equipos electrónicos
como uno de los de mayor impacto ambiental, pues al final ese es el objetivo
principal del manejo ético de residuos, la protección ambiental. Aunque esto no
excluye el retorno de una ganancia monetaria que se obtiene tanto al reciclar
como al mejorar procesos y lograr eficiencias en la producción, para industrias
de todo tamaño.
Los aparatos electrónicos
resultan indispensables en la vida cotidiana de miles de millones de personas,
así como en la realización de negocios alrededor del mundo. Sin embargo, al
desecharlos y tratarlos inadecuadamente, muchos de ellos liberan sustancias
altamente tóxicas que contienen desde su fabricación, como el plomo y el
mercurio, con lo que resultan perjudiciales tanto para seres humanos como para
el medio ambiente en general.
Por ejemplo, según
datos de la empresa costarricense Solirsa, especialista en reciclaje de
electrónicos, los metales internos de un teléfono celular tirado a la basura
pueden contaminar hasta 167.000 litros de agua, suficientes para abastecer a
850 personas por un día.
En Centroamérica han
surgido diversos emprendimientos alrededor del manejo responsable de residuos. Es
una cultura a todo nivel de industria y tamaño de compañías, donde la
eficiencia va de la mano de la producción y deja un doble beneficio, al abonar
a la buena imagen de las organizaciones que son responsables con el medio
ambiente, como también al retornar ganancias en forma de ahorros o eficiencias.
En ese sentido, Iberia
compartió a mediados de este junio un comunicado en el que titulaba “¿cómo se
pinta un avión en menos de dos minutos?”, pero que no solo comunicaba un tema
simple de color, sino que también explicaba, cómo con un nuevo sistema, solo se
aplica una capa de pintura que hace que el avión sea más ligero, consuma menos
combustible y emita menos dióxido de carbono (CO2, uno de los principales
precursores del efecto invernadero en el planeta).
También empresas
globales como Unilever se comprometen cada vez más y certifican sus plantas al
alcanzar el 100% de reciclaje de sus desechos, esto significa que ya no envían
residuos a rellenos sanitarios y se recicla, inclusive, la materia orgánica que
se destina como abono, por medio del proceso de compostaje.
Al final, son muchas las iniciativas en el mundo entero y en cada país, pero el compromiso mayor a corto y mediano plazo es que estas y otras iniciativas sean parte de políticas de país y que todos, ciudadanos, empresarios y gobiernos, vayan en el mismo rumbo del manejo responsable de desechos.
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