jueves, 31 de julio de 2014

Transparencia y rendición de cuentas, ¿una moda o un derecho alcanzado?

La política de transparencia y rendición de cuentas de los países contribuye a la credibilidad de esas naciones, lo que permite que encabecen rankings internacionales que sirven de referencia para atraer inversiones.

Al menos en la última década, se ha venido dando una oleada de movimientos promoviendo las políticas de transparencia y rendición de cuentas, sobre todo en torno a las diferentes instancias públicas de los Estados.

Pero la pregunta que surge es si se trata de una moda o de un auténtico y genuino derecho alcanzado por los diferentes ciudadanos alrededor del mundo.

Obviamente es una tendencia que tiene que ver con culturas que han adquirido un sentido de la ética muy elevado, muy por encima del promedio de lo que en Latinoamérica pueda ambicionarse, aún cuando hay avances significativos a ese respecto, sobre todo en Suramérica.

Según el portal Web de Transparencia en el estado de Guerrero en México, la primera fuente que se tiene respecto al acceso a la información y transparencia, es Suiza, donde concluyeron que el negar acceso a esta se convierte en un disolvente de actos  de  corrupción, de discrecionalidad patrimonialista y otras tantas malas prácticas. Por lo que en consecuencia abrieron la información de todas las  áreas del Gobierno, volviéndolo parte de una nueva cultura gubernamental.

Se ha llegado a tal punto de generalización, sofisticación y sistematización, que hoy en día los funcionarios suizos afirman poder entregar una copia de cualquier documento elaborado hace 200 años en solo 24 horas.

El tema de transparencia cobró fuerza en varios países del mundo en diferentes años, Finlandia (1951), Estados Unidos (1966) y Dinamarca (1970), y en los últimos cinco años del siglo XX,  más de 40 países del mundo, incluyendo México, adoptan esta práctica  e instituyen sus propias leyes de acceso a la información. 

En México, el derecho a la información es fundamental,  expresado en el artículo sexto de la Constitución mexicana. Con la alternancia en el poder (del PRI al PAN y hoy nuevamente al PRI), se generaron espacios de participación ciudadana, lo que permitió exigir que las acciones gubernamentales transparentaran el uso de los recursos públicos.

Pero más allá de una moda, sobre todo en América Latina, se ha entendido que facilitar este tipo de políticas a sus ciudadanos les brinda a esos Estados reconocimiento y credibilidad internacional, al grado de ser una referencia para diversos indicadores internacionales que hablan bien de unos países al colocarse en el Top 10, y habla mal de la imagen de otros al colocarse en los últimos lugares de los reconocidos en rankings internacionales, que por ejemplo atraen o alejan las inversiones.

En ese sentido, el Índice de Percepción de la Corrupción 2013 de Transparency International advierte que el abuso de poder, los acuerdos clandestinos y el soborno, continúan devastando a sociedades en todo el mundo.

Más de dos tercios de los 177 países incluidos en el índice de 2013 obtuvieron una puntuación inferior a 50, en una escala de 0 (percepción de altos niveles de corrupción) a 100 (percepción de muy bajos niveles de corrupción).

En el Índice de Percepción de la Corrupción 2013, Dinamarca y Nueva Zelanda comparten el primer lugar, con una puntuación de 91. Mientras que en las últimas posiciones se ubican Afganistán, Corea del Norte y Somalia, con tan solo ocho puntos cada uno.

En definitiva, más que una simple moda, “los países en el extremo superior del índice muestran claramente que la transparencia contribuye a la rendición de cuentas y puede frenar la corrupción”, dijo en ese momento la presidenta de Transparency International, Huguette Labelle.

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